miércoles, 8 de diciembre de 2010

Fuck(simil) 14 - Escribe: El Titán

Y la pieza se deformó. Como en una pintura de Dalí, las paredes se hicieron líquido y comenzaron a chorrear y a fundirse con el suelo y la oscuridad de la boca del viejo y la oscuridad que trepaba por el cuarto se unieron en un abrazo escatológico. Todo fue desorden, caos, pintura-mundo, mundo-cuadro, y entonces Emilio pensó que esta era la hora, este era el instante máximo que justificaba todos sus vicios y todas sus locuras. 

-¿Voy a ascender? ¿Podré jugar al truco con el Jefe?-preguntó, excitado, como un chico alegre.

-Puede ser. Uno nunca sabe que pasa en estos casos. Ni los dioses de la Pormenoridad lo saben. Varía de caso en caso. Y, te aclaro, esto también puede llevarte al mundo de abajo.-el viejo habló un poco como actuando un papel, ceremonioso y circunspecto.

Y la pieza continuó deformándose. Y las paredes y el suelo se hicieron música, música minimalista, galopante, ruidosa y, por momentos, dulce, exquisita, como queriendo engañar a los sentidos, como queriendo vender algo ambiguo (los dioses son obreros del marketing).

-¿Cuánto dura el proceso?

-Calla hijo, por las barbas del quetejeidí, calla…

Y el proceso continuó y fue demencial. Hasta que en un momento, todo se calmó. Se hizo la nada, la nada misma, sin nada, sin algo, solo nada y los dos seres del mundo de las formas que todavía podían usar la lengua y transformar los sucesos en sonidos simbólicos hablaron.

-¿Y esto?-dijo Emilio, asustado.

-Dejame de romper las pelotas, nene, que se yo, que mierda voy a saber si yo soy adicto a las formas y a las rugosidades y mirá donde vengo a terminar, hijo de una gran puta...

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Sonidos (hay mucho para escuchar)

Paraiso Perdido

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