lunes, 28 de abril de 2008

Microcosmos VI




I
Códigos y biblias y tratados y cánones y doctrinas y evangelios fueron devorados por el incendio descomunal del 8907 (un atardecer en el fango). Desde ese día el mundo es más sano.

II
Luego de un océano violento Dramac el Conquistador llegó a las Tierras de Nark. Dicen que allí lo conquistaron unos seres desprovistos de palabra y de odio.

III
En el centro de la galaxia se esconde Dios tras un dado gigante.

IV
El fuego tuvo un hijo. Le decían Humo. Creó muchos reinos pero era tan débil que sus tierras se fueron apagando con el correr de los siglos. Su padre no lo perdonó.

V
Un dios me trae droga todas las noches. Las fantasías son hermosas y reales, una neblina con sabor a cristal. Su nombre es Morfeo y le pago con monedas de tiempo.

VI
La Tierra recibiendo una lluvia de rocas y de fuego, una atmósfera débil y Pan apoderándose de las ciudades: una de las maneras de Dios para decir se acabó.

VII
Nenes disfrazados con armaduras jugando con átomos. Luego, nubes de hongos rojos llenando la realidad: otra despedida divina.

VIII
La sangre de las ratas, ríos que tienen títulos de propiedad sobre las calles. Primero, una tos, y después uno tiene que sacarse la piel porque quema. El vacío saluda al género humano.

IX
Un niño destruirá a la Humanidad. Solo denle una espada, algún humo alucinógeno y niéguenle los frutos del árbol de la ciencia.

X
No nos extinguiremos nunca. La eternidad es ahora y es nuestra…

martes, 22 de abril de 2008

Preludios


I
Un rey, miles de soldados brillantes,
Miles de caballos con cuernos,
Cientos de elefantes orgullosos,
Aparatos de ciencia y muerte,
Un bosque ya acabado,
Un prado de fuego, humo sofocante,
Una ciudad escondida
Tras una muralla de marfil y oro y plata y acero,
Cúpulas hermosas, templos felices,
Bibliotecas repletas de tratados soberbios
Y poemas nostálgicos,
Arcos y estatuas y palacios que ahora tiemblan.
Otro rey, no tantos hombres pero hay fuego en sus almas,
Arqueros en torres de orgullo esperando ser un acantilado
Que detenga esa marea de metal,
Esas olas hechas de espadas inevitables,
De armaduras construidas con odio y fuego.
Un mar brillante avanzando en falanges de muerte,
Trompetas gritando el nombre de los dioses.
La batalla comienza.
Los dos reyes sonríen.
Los soldados quieren morir.
La batalla comienza.

II
Un arpa queda comienza su paseo. Se suman luego unas cuerdas taciturnas. Suben una escalera, de a poco. Algún oboe les susurra algo, luego un timbal de voz divina, voz de trueno, voz de Júpiter. Los acompaña sin cansarse, persistente, como le enseñaron. Viene un órgano y se hace el rey. Lo respetan. Una fuga, notas que se repiten. Opina una tuba, con miedo. Luego unas trompetas y unos trombones gritan y el caos parece amigarse con un clavicordio borracho. Quizás no este a gusto. El clavicordio no se entiende con el bajo continuo, el órgano sube más rápido, más agudo; el timbal cae, las cuerdas se tropiezan, algunos vientos dudan. Comienza la Suite del Caos en do mayor de Dios.

III
Una plaza arropada por los vientos del atardecer. Algunos niños juegan en las estructuras de metal, sucias y urbanas. Las madres repiten las mentiras de la tele, de la cotidianeidad. Unos jóvenes se pasan una pelota, se olvidan de sus días, solo la plaza, la pelota y los amigos. Unos viejos batallan en un ajedrez añejo. El mundo está en juego y solo queda una dama, la negra. Otros se pierden en un mazo de truco, de envido, de real envido. Está en juego una botella de buen tinto y un sándwich. Algunos miran los árboles, los conmueve su soledad, su respiración musical, la brisa jugando con sus ramas tristes pero longevas. Hay perros también, en un mar sin tiempo. Y palomas que se quieren ir a dormir luego de una jornada de mucha miga. En eso, la noche desciende con su capa de astros y sus alas de amapolas y su piel de sábanas de seda…

martes, 15 de abril de 2008

Diálogos


Aquiles: hola Menecio.
Menecio: hola Aquiles. Hermoso el día que nos regalan las Horas y los dioses de frescas caras.
A: en verdad. Solo un día como este merece ser recordado hasta que el fin decida cerrar las cortinas.
M: es cierto, rey de los mirmidones bravos.
A: ¿Te vas a Troya?
M: no, me quedo con mi esposa y mis hijos, me necesitan más que una ciudad extranjera.
A: no entiendo tus razones. La nación es la primera y única familia. Ese mar de espadas es lo único que importa.
M: la guerra es para los débiles. El amor de mi hogar es el fuego que necesito.
A: ¿acaso no temes que te consideren un cobarde?
M: las voces de la Fama son vanas y traicioneras. Prefiero la lengua de mi esposa cuando me ofrece su miel.
A: yo quiero los gritos de mil hombres y los cantos de los bardos escupiendo mi nombre entre los suspiros de una lira. La eternidad tendrá mi nombre como una joya costosa.
M: la eternidad no sabe de humanos. La eternidad se cansa por el peso de los siglos, que entierran muchas razas.
A: la muerte es más dulce en batalla.
M: es más dulce en un lecho suave, junto a tu diosa personal.
A: al Hades no le gustan los ociosos.
M: mi alma estará en paz, siempre. El Hades me recibirá con brazos de opio y sonrisas sinceras. Me recibirá como a un filósofo o como a un guerrero que perdió la vida por su suelo. Los jueces me juzgarán bien. La justicia real no discrimina.
A: serás un alma cobarde, gris, amarga, sin escudo, sin lengua, sin el óbolo necesario.
M: tendré la moneda más importante: el recuerdo de una vida de paz y de las sonrisas doradas de mis seres queridos.
A: qué equivocado que estás. Lamento que seas de esta tierra. Que los dioses se apiaden de tu esencia.
M: no soy griego. Soy humano y amante y padre y labrador. No importa nada más. Que los dioses velen tu destino.
A: mis barcos están esperándome. Debo irme. Te deseo lo mejor, Menecio, hijo de Arges. Ojalá tu alma encuentre el camino.
M: igualmente, Aquiles, hijo de Peleo, pero te repito: mi alma hace rato encontró la senda. Que pelees y mueras bien. Recuerda: Troya no importa, solo los hombres y sus almas de oro…

martes, 8 de abril de 2008

Microcosmos V


I
Un mundo nace de una flor que plantó un ángel. Durará un día o miles de siglos pero insectos abismales le quitarán el sabor, y tarde o temprano, esa flor apenas será cenizas en un jardín de sombras.

II
Universos Paralelos S. A. le proveerá fantasías diversas. No nos hacemos responsables por el caos de su alma.

III
Una Tierra sin fronteras. Amor libre en las calles sin asfaltar. Sin autoridades con brazos de hierro. Tribunales y templos reducidos a escuelas. La guerra como un mal recuerdo.
Una humanidad que durará siglos. Qué linda imagen descendió de una nube de amapolas.

IV
Otro mundo. Un mundo de vino. Baco sentado en un trono. Los muros son de vino. El mar es de vino. El cielo es de vino. Sátiros y Bacantes y Faunos y Silenos reinan en las provincias, que también son de vino. La India es solo el centro del Cosmos. Cosmos dionisiaco.

V
El universo es solo esta tierra. No. Es solo lo que veo y siento ahora, en este lugar. No hay nada más.

VI
Fumaba el rey Diocá en un palacio hecho de hadas y elfos. Tres esclavas le hacían caricias de relámpagos a su esposa la reina. En un laberinto hecho de sangre, más allá del jardín, el mundo pedía comida y tabaco.

VII
Cosmos infinito. Lleno de galaxias y energías absurdas. Razas que mueren y nacen y mueren. Solo una pila que impulsa un juguete en el escritorio de Dios.

VIII
Un Mundo le dice a otro: che, estoy cansado, tengo millones de seres que se matan entre sí y arruinan mi piel. El otro responde: qué emocionante, yo estoy vacío…

IX
Mareas que me comen como lenguas. Son solo los dioses que olvidé detrás de un mundo condenado a morir.

X
Dios, luego oscuridad. Caos, luego Orden. Sueños, luego existe la vigilia en la cual veo mis pensamientos. Pienso, dudo, siento; luego ¿Existo?

Sonidos (hay mucho para escuchar)

Paraiso Perdido

Paraiso Perdido