lunes, 30 de junio de 2008

Colección de Muertes


I
Julián Hernández agarró el vaso y bebió el líquido verde. Al principio se sintió bien al degustarlo, sintió como una brisa marina, como una caricia en un sueño. El vino se abrazó a su lengua y lo elevó, más bien elevó sus sentidos por encima de la percepción terrenal. Se sintió en otro lado, más allá del muro, de todos los muros. Pero luego de unos instantes no, no se sintió bien. Fue como si le cortaran las alas recién adquiridas, como si lo arrastraran a una caída absurda. La oscuridad comenzó a tomar el mundo y un sabor amargo se adueñó de su lengua y de su garganta y de sus sinapsis gustativas. Después se desplomó sobre la cama, vencidos sus músculos: el veneno había triunfado.

II
Tenía que llegar al trabajo en unos momentos. Las exigencias del mundo actual son látigos de hierro. Se subió a su auto y se dejó estar en la calle, que era un manicomio. La ciudad era tan gris, tan humo sofocante donde se asan las individualidades. Él solo pensaba en la rutina, en el trabajo, en los papeles que había que firmar, en los informes que un hijo de puta tenía que aprobar. Odiaba su vida pero no tenía tiempo para tomar conciencia sobre eso. Y estaba pensando en el día que ya lo escamoteaba cuando el rojo fue la única realidad y la boca de metal de un colectivo comenzaba a devorarse de a poco, con gusto, su carcasa de pobre diablo. El pavimento eructaba, una vez más…

III
Mucho tiempo enfrente de la caja boba. Se olvidó de comer. Los programas son una catarata que la inmoviliza. Se olvidó de beber. El brillo hueco del cristal sacándole los pedazos de su voluntad. Se olvidó de pensar. Un caos ordenado y pensado para destruir las almas de los débiles. Se olvidó de vivir.

martes, 24 de junio de 2008

Premio


He recibido un premio de manos de Erebus y, sinceramente, es una emoción muy grande.Es como un palacio que le construyen a uno con sus propias manos. Es el reconocimiento que todo escritor espera, con placer y con un poco de dolor, de sus lectores.


Ahora las reglas, cuyo cumplimiento conlleva el premio, a saber:

1.- Guardar el premio con el enlace del blogger que te lo concedió.

2.- Publicar estas reglas.

3.- Poner seis cosas que son importantes, y otras seis que no lo son.

4.- Destinar el premio a seis bloggers más.


Seis cosas importantes para El Titán:

1-la vida, con todos sus matices, sus sinfonías y sinsabores.

2-la música, mi segunda casa.

3-los amigos, porque son un pedazo del universo querido.

4-el universo, esa maravilla que ideó un dios inocente y malvado.

5-la literatura, obvio.

6-el pensamiento, responsable de que la Humanidad sobreviva.


Seis cosas no-importantes:


1-el infierno, porque no existe.

2-la guerra, un monstruo que deberiamos exiliar.

3-las religiones y sus mentiras.

4-el poder y sus mentiras.

5-la mediocridad.

6-la muerte, porque de todas formas va a llegar.


Los seis Bloggers a los que premio:


1-a Ygriega y sus líneas de belleza condensada.

2-a Proyecto Azucar, un escritor que recien empiezo a descubrir.

3-a Gea, la madre de todas las madres.

4-a Animoc, un alma que se deshace en sus poemas vibrantes.

5-a La Caja Oblonga, un tipo que la tiene clara.

6-y a Eli, que espero que siga así.Escribis bien y es hora de que te des cuenta.


En fin, gracias en serio y que este puente no se caiga...

lunes, 16 de junio de 2008

Microcosmos


Prólogo: Este texto ya lo publiqué en La Titanomaquia I, el blog de Terra. Pero como dicho espacio quedó desierto, y porque no tuve tiempo de escribir algo más para esta semana (cosas del estudio), acá lo publicó nuevamente, esperando que les guste. Desde ya, un honor que me lean.


Microcosmos

I
El Caos se tomó todo el caldo primigenio.

II
Cuando despertó, el Unicornio seguía comiendo el cadáver de un dios maldito.

III
Entraron en una pieza que era de mercurio, había una mesa de caoba y un libro que solo contenía un cuento en donde unos seres entraban a una pieza de helio en donde había…

IV
Vastos imperios de sal y especias había conquistado en nombre de un dios violento. Cuando murió, se dio cuenta que el dios no existía.

V
Una pintura es una ventana a un mundo donde la ciencia no molestó a las tiernas hadas y a los dóciles centauros, donde los colores existen con fuerza de entes reales. Son ideas platónicas tras un vidrio de almíbar.

VI
El universo es una sinfonía de cristal. Los antiguos tenían razón.

VII
El universo puede ser muy doloroso o muy placentero pero no hay nadie que mire, no hay ningún observador tras las murallas de vacío.

VIII
Estamos solos, en realidad, con nuestras almas y con nuestros espíritus y con nuestras voluntades y con nuestras conciencias que son como faroles que alumbran una carretera muy pero muy oscura.

IX
Cuando se fue a dormir, los dioses seguían leyéndole el cuento.

X
El Caos se tomó toda la sopa a la que los Nórdicos llaman Ragnarok. Dicen que se intoxicó.




Microcosmos II


I
El universo, al nacer, estaba compuesto por tres vacíos: dos de hidrógeno y uno de agua.



II
El vacío de agua se extendió como una gran ola y acaricio las playas del límite, aquel que linda con un gran abismo más oscuro y más sublime que cualquier otra cosa, donde un dios juega al ajedrez, solo.

III
La humanidad nació de un vacío de roca que antes habitaban otros seres, incluso dioses.

IV
El Verbo no era verbo, era sustantivo. El Sustantivo procreó al Verbo y este al Adjetivo.

V
Cuando Jon The Third movilizó a sus cuantiosas huestes lo hizo de manera automática, como si se afeitara. Ese día exterminó a miles de razas pero el quería estar tirado viendo el amor entre supernovas.

VI
Había una vez un héroe que navegaba en un mar de seda, en un suburbio de cualquier ciudad, en un siglo de oro que desconocía los tejidos de hombres, pero tuvo que enfrentarse al Sol y arruinarlo todo.

VII
El Ser es una palabra y nada más, un mantra delicioso, un sonido atrapado en una copa de cristal.

VIII
Es obvio que los vampiros y los centauros se extinguieron; si no la raza humana no caminaría los senderos del mundo.

XI
Agua de la espada tomó la gran serpiente llamada Nifflhöllr, luego de infinitos Ragnaroks, luego de incontables vaivenes de la creación, luego de que todo terminara y empezara nuevamente. Se de un dios que la mató, con una espada hecha de mundos.

X
Un segundo, la eternidad…que más da, si estoy vivo…




Microcosmos III

I
Un segundo, la eternidad…me importa, porque estoy vivo…

II
Tras una aurora de dedos de rosa, de ojos de rosa, que llora un rocío suave, se despierta un mundo.

III
Ulises no entendió su destino. Debía morir en los brazos de Penélope pero eligió el abrazo de Poseidón y las tierras que están más allá del sueño.

IV
El infierno es una utopía, un no-lugar, que sostiene al universo con la energía del dolor y de la negación.

V
El paraíso es el techo del universo, donde el tiempo y la luz están como en un mar calmo, donde el movimiento está negado y los ángeles se lamentan de no ser seres inferiores.

VI
Las epopeyas son una mentira. Herrmudd El Valiente no mató al monstruo, no liberó a su reino ni amó a su reina. Solo vendió su alma por unas treinta monedas de oro y por un poema épico.

VII
Una pintura de Ravel y un bolero de Dalí; ¿o era al revés?

VIII
De la tinta nacieron muchas cosas que el hierro odiaba. El principal enemigo de los imperios es la biblioteca, que es débil y es sabrosa para el fuego.

IX
El ruido del atardecer lo despertó. Sintió un gran dolor en el pecho, en el alma. Quería seguir durmiendo, seguir soñando. Cuando todo se apago, incluso él, pudo hacerlo, y soñó con nada.

X
Tras un atardecer de dedos de oro, de ojos de oro, que suspiraba por la noche, un mundo se va a acostar.

lunes, 9 de junio de 2008

Dioses






Leopold Stokowski



Como dijo Cortazar en la magistral entrevista que le concedió a Joaquín Soler Serrano los dioses no están afuera del mundo sino acá, con nosotros. Por eso, y porque el Olimpo que yo venero está plagado de dioses de tierra, voy a dedicar un par de líneas, humildes líneas, a esos divinos seres que configuraron mis gustos y enriquecieron mi alma. Hoy le toca a Leopoldo Stokowski. Nació el 18 de abril de 1882 en Londres, Inglaterra. Debutó frente a una orquesta en París, en 1909. Tres años después se hizo cargo de la Philadelphia Orchestra, a la que le imprimió su propio estilo y la transformó de un simple conjunto local a una orquesta con prestigio mundial. En esta posición se mantuvo por 25 años, interpretando y haciendo conocer al público americano obras como la Octava de Mahler, el Rite of Spring de Stravinsky, así como también muchas de Sibelius, Richard Strauss, Falla e incontables compositores americanos. En 1940 participó de la magistral película de Disney Fantasía, poderoso dibujo animado que supo combinar los colores visuales con los colores del audio, siendo la primera película de la historia en usar sonido estereofónico. Fundó orquestas como la All-American Youth Orchestra (1940), la New York Symphony (1944), la Hollywood Bowl Symphony (1945). Fue por cinco temporadas conductor principal de Houston Symphony (1955-60). Murió en 1977. Era un hombre orquesta. Sus interpretaciones, y yo no entiendo mucho sobre eso, solo soy un oído que bebe melodías para luego dejarle al cerebro, o al alma, los jugos necesarios para la digestión (que se rige por la complicada química de la lógica), son monumentos del placer sonoro, estatuas gigantescas construidas a base de cuerdas potentes y bronces gloriosos. Creo que Wagner, por ejemplo, encontró en este director una forma precisa y clara, un dibujante que supo pintar sus oberturas con total dominio de los colores. Y Mussorgsky: nunca sonó tan bien su Noche en el Monte Calvo, o sus cuadros sinfónicos (llevados a la forma orquestal por el genial Ravel), o su síntesis sobre Boris Godunov. Bach dejó definitivamente sus ropajes barrocos y se adentró en el romanticismo (escuchen si pueden Decca Recordings Vol.1 y 2, una muestra un tanto ecléctica pero precisa y justa sobre sus arreglos y direcciones) y Berlioz fue un poquito más monumental bajo su batuta. Me gusta la música orquestal (para no decir clásica, para incluir en esa etiqueta toda la música culta, desde el barroco hasta el caótico siglo XX, desde una simple sonata hasta una sinfonía Mahleriana o un delirio Bartokiano) y no por snobismo, sino porque busco en la música las formas que me llenen. En este director, yo que he escuchado tan poco, encontré esas formas, esos colores que hacen que el alma respire. Me encanta lo espectacular. La orquesta es el palacio del espectáculo. Y Stokowski es uno de los guardianes de las puertas de dicho palacio. Por eso dedico estas líneas a su gloria. Seguro que en donde esté sus manos estarán danzando ante coros de ángeles o ante una orquesta infinita (que toca una sinfonía mundo). Seguro que Dios llora ante sus interpretaciones. Por lo menos, así lo imagino yo.

http://www.stokowskisociety.net/biography.html

martes, 3 de junio de 2008

Mitologías II


II
El Cosmos era muy extenso pero no infinito. Su piel era como de vidrio, una fina capa que dejaba ver lo que estaba más allá. Otros universos con otras reglas y otros dioses. Incontables, infinitos. Sin embargo, no había comunicación real entre los mundos, así que Cosmos tenía que arreglárselas con la materia y la energía que yacían en su propia esencia. Primero creó una bola de zafiro en el centro de su cuerpo, en su corazón. Esa bola escupió con el tiempo otras bolas que devinieron en estrellas-dioses, y el universo, entonces, fue una entidad cerrada en donde cuatro fuerzas fundamentales (reacciones químicas del cuerpo de Cosmos) mantuvieron la cohesión del orden.


V
Pangea. El primer continente ocupaba la mayor parte de la Tierra. Limitaba al norte con el océano Bor, una extensión de agua que progresivamente se iba helando hasta convertirse en gigantes de hielo que dormían hacia el extremo boreal, donde el Sol no se atreve a llegar. Al sur meditaba otro mar, más amplio, dominado por otro continente más pequeño pero igual de imponente: la Antártida, región gélida y de montañas de fuego, habitada por seres oscuros y complejos, los Morlocks. Lo demás, salvo algunas islas, era reino de los dioses azules del océano, una pradera donde se perdían los primeros intentos del hombre por conocer el planeta.
En el centro de Pangea, había una tierra de desiertos; allí estaba la montaña Otris, que era de cristal y de cedro y de oro y de marfil, donde habitaban los dioses terrestres, los responsables de la salud del planeta.

VI

Dos árboles hermosos en medio de un jardín. Un dios menor meditaba rodeado de los vientos del lugar que le acariciaban las neuronas. En un momento, el dios del destino, Hagenn, tomó los ojos del pensador y los tiró sobre los árboles, que esperaban. Cada ojo se instaló en un tronco, como una mariposa en descanso. Fuerzas increíbles se sucedieron, entonces, como un milagro inexplicable, una tormenta pacífica. Y así, los árboles se transformaron en dos seres, desnudos y hermosos: un hombre y una mujer. Ann y Her, los padres del género humano. El dios menor saludó su ceguera con una sonrisa de vino.


XVI
Y Caos fue desterrado.
El exilio fue ominoso,
Su odio lo mantuvo
Como un ojo despierto.
Cosmos tuvo hijos,
Hijos divinos y demonios
Y seres de cuerpos imperfectos,
Y bestias con sabor a plomo;
Las estrellas y los cuerpos de acero,
Los gases apretados,
Los orgasmos de las supernovas,
Los mares de ceniza y el odio
De las almas,
Atmósferas de plata,
Ríos y mares de oro,
Lugares vedados donde el vino fluye,
Santuarios orgullosos con ofrendas en lágrimas.
Una guerra para los poemas del hombre,
Poemas para las guerras del hombre.
Así sus hijos
Se adueñaron de su cuerpo,
Sus hijos fueron su cuerpo…

(Cosmogonía Vidal, canto I)

Sonidos (hay mucho para escuchar)

Paraiso Perdido

Paraiso Perdido