martes, 16 de septiembre de 2008

Colección de Muertes IV


 

X
La droga lo elevaba, por encima de todo y de todos. Le daba alas de papel, de algodón, de tiernas nubes lisérgicas. Cuando miraba la ciudad desde ese lugar alcanzado, la veía multicolor, las calles como atardeceres de fuego y los edificios como torres de marfil. Se olvidaba del mundo y de sus asperezas, de la gente y de sus crímenes. Las palabras fluían como la sangre de las musas y copulaban entre ellas sobre colchones de risas. El lenguaje, en síntesis, devenía en un juego no-lógico, hasta mágico. Pero un día, la locura lo venció. Quedó atrapado entre muros indestructibles. Su cuerpo era un objeto inerte y su personalidad, un licuado asqueroso. Finalmente, la parca llegó con un sabor de sobredosis, con una jeringa en vez de la guadaña. Quizás la muerte sea el último delirio.  

XI
Al despertar, lo aplastó el peso del día. El sol que entró por la ventana lo acuchilló con millones de cuchillos de oro. Él hubiese preferido morir asfixiado por el licor de la Luna…


XII
El callejón era tan asqueroso que ni los perros lo frecuentaban. Estaba detrás de una cantina de mala muerte, de esas que parecen templos dionisiacos. Allí, en ese purgatorio urbano, Edgar Allan Poe, cansado del delirium tremens, de los demonios de este mundo que nada tiene de poético, y esperando con ansias o resignación el abrazo de su amada ninfa de la muerte, comenzó el descenso que lo llevaría a la eternidad… 
   


martes, 2 de septiembre de 2008

Microcosmos IX


 

I
Cargada de emociones y de manzanas, la serpiente se arrastró hacia el jardín primigenio. 

II
Solo sé que no sé nada. Si fuera cierto, no sabría ni siquiera que sé algo, nada.

III
Anoche firmé un contrato con mi alma: pactamos que cuando todo se apagase permanecería así para siempre.

IV
Una brana es solo un ser humano tan pero tan colosal que dentro de él burbujean galaxias y vacíos. 

V
-Hola-le dice Sófocles a Walt Disney. Este le responde: “el universo es una caja de cristal dibujada con crayones.” Una imagen del Caos.

VI
Yo me pierdo en los recovecos de las composiciones de Philip Glass. Son como bosques deliciosos.  
VII
El primer anarquista fue Adán. Supo que era un Yo y no soportó la opresión del Barbudo. 

VIII
Inconciente es el nombre de la organización mafiosa más eficiente que existe. 

IX
Un día probé una fruta. Me dijeron que se llamaba fagot. Desde esa vez no puedo vivir sin sus zumos graves. 

X
Solo sé que puedo dudar de mi saber. Esa me gusta más.  


Sonidos (hay mucho para escuchar)

Paraiso Perdido

Paraiso Perdido