En un principio, el Caos reinaba sobre todo. La confusión era absoluta: la luz batallaba con la oscuridad; el Infierno era un arpa dulce que tocaba el éter; la luna era el sol; el sol era la luna y las lunas; las estrellas estaban tiradas en la arena; el mar, el océano y los ríos se abrazaban en el cielo y cantaban cacofonías; el rayo y el trueno eran suaves murmullos; los planetas eran rocas de gas suspendidas en el vacío; el fuego helaba y el hielo tosía lenguas bermejas; los pensamientos eran de carne y estaban libres.
Caos se asentaba en un hueco ubicado encima del universo caótico de entonces. A toda hora mandaba a sus duendes, los Caóticos, a desordenar más todo lo que existía. Hasta que un día, desde el sur llego Cosmos y logró desterrar a Caos, enviándolo al vacío más allá del universo: la Nada.
Una larga y agotadora batalla enfrentó a estos dos dioses y a sus respectivos ejércitos: los Caóticos y los Cósmicos; una dura guerra que logró estremecer los cimientos del reino superior del Metacosmos, el universo-dios perpetuo. El rey de este mundo ideal finalmente concedió la victoria a Cosmos y le ordenó que construyese un universo nuevo allí donde había ocurrido la guerra. A Caos lo mandó a la Nada, que está separada del orden por una barrera de antimateria.
Cosmos comenzó a trabajar inmediatamente. Primero separó cielo, infierno y tierra. Después, el agua, el aire y el fuego. Pintó galaxias y despertó planetas. Los dotó de atmósferas y corazones de llama. Creó lunas y soles y escribió las leyes necesarias para evitar que lo caótico volviese. Luego se detuvo en la Tierra y la embelleció; la colmó de frutos, valles, montes, praderas, bosques, faunos, animales, etc.
Cuando todo estuvo perfecto decidió crear una forma de vida que pudiese pensar, que pudiese entender su propósito. Caminando sobre el sol vio a un Cósmico; con solo una mirada lo transformó en un ser de luz pura, un ángel, para que morase con él en el empíreo, una región del cielo que está por debajo del Metacosmos. Del mismo modo obró con todos sus súbditos y formó así legiones de legiones para comandar el incipiente mundo.
Pero desde el vacío se escaparon los Caóticos y se transformaron en entes de noche, en demonios; así tuvo lugar una vez más la guerra que colmó con su violencia el cosmos recién establecido, la guerra que Milton recrea en su Paraíso Perdido; la Titanomaquia de los griegos y el Ragnarok de los nórdicos. Muchos siglos pasaron y al fin Cosmos venció definitivamente. Solo quedaban dos seres: un Caótico y un Cósmico. Entonces el dios del orden, ante una sugerencia de Metacosmos, los separó por la mitad y los mezcló, creando de ello un par de seres nuevos: un hombre y una mujer. Los hizo morar en la Tierra y les ordenó tener una gran descendencia.
Así, amigos míos, nació el género humano…
Caos se asentaba en un hueco ubicado encima del universo caótico de entonces. A toda hora mandaba a sus duendes, los Caóticos, a desordenar más todo lo que existía. Hasta que un día, desde el sur llego Cosmos y logró desterrar a Caos, enviándolo al vacío más allá del universo: la Nada.
Una larga y agotadora batalla enfrentó a estos dos dioses y a sus respectivos ejércitos: los Caóticos y los Cósmicos; una dura guerra que logró estremecer los cimientos del reino superior del Metacosmos, el universo-dios perpetuo. El rey de este mundo ideal finalmente concedió la victoria a Cosmos y le ordenó que construyese un universo nuevo allí donde había ocurrido la guerra. A Caos lo mandó a la Nada, que está separada del orden por una barrera de antimateria.
Cosmos comenzó a trabajar inmediatamente. Primero separó cielo, infierno y tierra. Después, el agua, el aire y el fuego. Pintó galaxias y despertó planetas. Los dotó de atmósferas y corazones de llama. Creó lunas y soles y escribió las leyes necesarias para evitar que lo caótico volviese. Luego se detuvo en la Tierra y la embelleció; la colmó de frutos, valles, montes, praderas, bosques, faunos, animales, etc.
Cuando todo estuvo perfecto decidió crear una forma de vida que pudiese pensar, que pudiese entender su propósito. Caminando sobre el sol vio a un Cósmico; con solo una mirada lo transformó en un ser de luz pura, un ángel, para que morase con él en el empíreo, una región del cielo que está por debajo del Metacosmos. Del mismo modo obró con todos sus súbditos y formó así legiones de legiones para comandar el incipiente mundo.
Pero desde el vacío se escaparon los Caóticos y se transformaron en entes de noche, en demonios; así tuvo lugar una vez más la guerra que colmó con su violencia el cosmos recién establecido, la guerra que Milton recrea en su Paraíso Perdido; la Titanomaquia de los griegos y el Ragnarok de los nórdicos. Muchos siglos pasaron y al fin Cosmos venció definitivamente. Solo quedaban dos seres: un Caótico y un Cósmico. Entonces el dios del orden, ante una sugerencia de Metacosmos, los separó por la mitad y los mezcló, creando de ello un par de seres nuevos: un hombre y una mujer. Los hizo morar en la Tierra y les ordenó tener una gran descendencia.
Así, amigos míos, nació el género humano…
10 comentarios:
Bellísimas imágenes se escapan de esas impresionantes palabras.Lo cósmico y lo caótico conviven día a día en nosotros mismos queriendo vencerse el uno al otro en un debatir constante y parecería ser por lo que vemos en el mundo de hoy, que lo caótico ha vencido...
bonito relato!
la mitología adorna ciertos aspecto fundamentals de la naturaleza que nos afectan e implican en el día a día...
un saludo
Mientras leia parecia que veia una pelicula de lo que estabas contando, la guerra se libraba en mi mente...
Un saludo!!!
y despues de ser creados el hombre y la mujer.... despues del inicio...
apenas comenzaba el todo
Eli: gracias, como siempre...
Mr. Tas: es cierto, gracias a ella vivo.
Catprince:a eso iba. si lo logré, en horabuena...
Krizthien RösenKReuTz: Es cierto también.Pero el Todo nuestro, la Humanidad y su cultura mezcla de Caos y de Orden...
yo te noto, tú me notas, ellos se notan.
lei tu blog, esta bueno.La verdad habia notado que el mundo era un caos pero como no leo diarios ni miro television no estaba al tanto de como ocurrieron los hechos jaja
gracias por tu comentario. Lei tu blog y me parecio divertido encontrar: "Dios esta muerto, se suicido hace unos minutos" mientras que en tu comentario pusiste "Dios no murió, solo se fue a soñar otros mundos.Ya vuelve." entonces note que: solo se fue a soñar otros mundos, implica logicamente que tambien soño este y siguiendo un misterioso orden ilogico recorde un poema, MUCHO MAS ALLA de Alejandra Pizarnik del cual cito algunos versos:
¿es que yo soy? ¿verdad que si?
¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla deuna bestia?
y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos pedimos
por Dios...
Despues de todo esto llegue a una terrible conclusion: Somos un sueño de Dios.Dios es una bestia. Los sueños y las pesadillas suelen mezclarse sin limites precisos.
Una bestia ha muerto. Somos la pesadilla de una bestia que ha muerto.
Disculpa me re-colgue en el comentario. Lo que pasa es que estoy solo y esta de noche y si no escribo recuerdo que estoy solo y esta de noche y el silencio vuelve mas negro lo negro.
Me en-canto, me encanta que se cuelguen aca, para eso quiero el blog, para que se cuelguen.
Interesante idea de Dios:bestia muerta que nos sueña.Puede ser.Tal vez sea solo un insecto que nos defeca o nos intuye como formas vanas.No lo sé.Despues de todo, yo soy Dios para mis sueños y mis formas...
Lo mío es dudar, escrito esto, dudo de los inicios decretados por un supuesto dios.
Besos dudosos
te gusta la mitologia y lovecraft, sos lo mas!
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