VII
Ya no sabe si es por sus hijos o por sus padres o por él mismo que lo hace. La cuestión es que se encuentra corriendo, por una calle de caras sin sangre que se apartan a su paso, con un fangote de dinero y un arma entre sus ropas. Recuerda cuando todo empezó, tenía diez años y soñaba con jugar en las inferiores de algún club; recuerda a esos amigos que lo iniciaron en el ritual de la delincuencia; recuerda los oscuros e indignos momentos dentro de un penal; recuerda los golpes del monstruo al que llamamos sociedad. Y mientras tanto, sigue en su carrera. Tal vez ya los perdió. Debería haberse drogado, así tal vez ni el miedo ni los recuerdos lo estarían molestando. Se acabó. Es hora de dejar esto, es hora de tener una vida “normal”. Sino un día tal vez no vuelva. Piensa en sus hijos. Alejandra, Martín. Pero el sabor de esos nombres no fue pleno. Una bala azul, certera y tramposa, lo invita a la oscuridad destinada a todos los Hombres. Su cuerpo cae en medio del empedrado gris. Más tarde los forenses se mofarían de ese pobre diablo, como de todos. Una bolsa negra más…
VIII
Otro día pesado. Más bien, otro día con sabor a Infierno. Y la noche que cae no es un medicamento, no es la solución, no es una cama-Leteo. Es lluvia de amarguras, de pensamientos amargos. Ya no soporta más. Tal vez la muerte sea el olvido, como dicen. Qué bien le vendría un baño de olvido, de no-sensación que refresca. Por eso agarra el arma con fuerza, sin dudar; la última llave, la puerta de plomo. Se irá. Ojalá del otro lado no haya nada que lo espere. Solo, nada.
IX
El cabo Jiménez corre tras el malhechor. El tipo acababa de afanar una fiambrería. De casualidad Jiménez estaba allí, comprando un poco de mortadela y queso. Luego, iría para su casa, con los suyos. Y entonces, el asalto. Qué trabajo de mierda, se dice. Por qué no entré a estudiar Derecho. Por qué cornos decidí dedicar mi vida a una orgía de miserias (esto no lo piensa en realidad, es pensado por su yo platónico en la desnudez de un mundo superior). Sus pasos lo acercan al delincuente. El arma, como siempre, quiere cumplir su propósito.
-¡Alto, policía!-grita, como una formalidad.
El delincuente se da vuelta y lo enfrenta y, lamentablemente, es mucho más rápido. El plomo besa sus entrañas, se adueña de su corazón y le desata la vida con dedos grises. Cae y seguramente su viuda lo llorará y tendrá todos los meses la pensión, la magra pensión que costó un cadáver…
sábado, 2 de agosto de 2008
Colección de Muertes III
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9 comentarios:
Llegar a la noche más pura,es triste.
Pero llegar a ella, de la mano de la violencia, es terrible...y cuantas terribles historias, como estas , tan bien narradas, son lloradas cada día, en la soledad de la miseria y en la compañía del la opulencia...
el mismo fin...la bolsa negar, el forense y muchos signos de interrogación, en los ojos de los que quedan
Un beso Gizz
Tan crudos... tan terrenales.
"Ojalá del otro lado no haya nada que lo espere. Solo, nada.": terrible estado mental, negativo y tan recurrente. Estado depresivo donde se desea la Nada!
A veces deseamos lo que no conocemos...
Las muertes de hoy no se alejan a las que suceden a nuestro alrededor. Nos lo recordaste.
Difunto... Manco Cretino
Muy buen relato!!
Tiene la crudeza de la calle, la materialidad de la vida cotidiana, de lo excluidos, la vida en la marginalidad, o EN los márgenes.
La ciudad es el escenario en donde las contradicciones se cristalizan, se hacen REALES, se materializan.
Este relato tiene la sangre, la muerte. Digno de un film de Tarantino.
Felicitaciones!!
Gran Abrazo!!
Este relato tiene la crudeza de la vida en la calle, en la marginalidad, o EN los margenes. La ciudad es el escenario en donde las contradicciones se materializan, se hacen reales, se hacen sangre.
Un relato digno de un film de Tarantino.
Felicitaciones!!
Gran Abrazo!!
Al principio pensé en Arlt, después pensé en una película de tiros, después en Soriano, hasta que me dejé de pensar y sólo leí.
¡Muy bueno titán!
Saludos
como decia nose quien: que mala costumbre esa de morirse jaja
muy bueno
saludos
Don Titán, recién redescubro su blog, ya que por esas cosas llamadas links tenía uno suyo anterior (El universo de Elest)y ya me parecía raro que no actualice. Nos veremos más seguido.
¿Y ser abogado es la única
salvación? Tal vez desde el punto de vista económico, pero creo que el abogado está en un mundo de tinieblas y es un muerto más.
Excelentes escritos, las descripciones y las imágenes son perfectas.
Un beso grande.
Una muerte que empuña una navaja, rastrera y sucia. Tal y como la vida, mientras intentamos atribuirle la trascendencia que es muy posible que no tenga "Otra bolsa negra más..."
Recuerdos desde el Trono Nublado
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